29 dic 2014

Preguntas sobre gobernanza.


publicado en La Jornada Morelos el 29 de diciembre de 2014.
En términos generales, se entiende a la gobernanza como el ejercicio del poder político para manejar los asuntos de una comunidad. La calidad de la gobernanza, tratada algunas veces como el equivalente al funcionamiento del gobierno, se refiere a la calidad en el ejercicio de este poder y a la calidad en su gestión; que puede incluir, pero no está limitada a, los resultados en términos de los bienes y servicios que reciben los ciudadanos.
Rachel Gisselquist, politóloga en el Instituto Mundial de Investigaciones sobre Desarrollo Económico, de la Universidad de Naciones Unidas, escribió sobre el “Desarrollo y evaluación de índices de gobernanza: diez preguntas”. (Rachel M. Gisselquist (2014) Developing and evaluating governance indexes: 10 questions, Policy Studies, 35:5, 513-531, DOI: 10.1080/01442872.2014.946484). En el artículo propone un marco de referencia basado en 10 preguntas para guiar el desarrollo y la evaluación de dichos índices.
La medición es uno de los temas más tratados en la literatura sobre gobernanza, indica la autora. Algunos trabajos destacan la identificación de más de 100 indicadores a nivel de país y las bases de datos sirven para medir la gobernanza global o alguno de sus componentes específicos. La autora  considera que la metodología básica de las ciencias sociales provee el esquema central para evaluar los índices de gobernanza, en un total de 10 preguntas: formación del concepto, validación del contenido, confiabilidad, reproducibilidad, solidez, relevancia en investigación, complejidad descriptiva, concordancia teórica, precisión en estimaciones, y valores relativos apropiados.
Pregunta 1. ¿Qué precisamente se pretende medir? La especificación del concepto es necesaria ya que normalmente éste será un tema de controversia y un entendimiento generalizado no puede ser asumido. En particular, se debe aclarar la diferencia conceptual entre gobernanza y democracia o desarrollo.
Pregunta 2. Validación del contenido. ¿Captura la definición operacional el concepto? Una vez que un concepto se ha especificado apropiadamente, el siguiente paso lógico es establecer su operabilidad; es decir, debe identificar las componentes que se deben incluir en la medición y especificar cómo éstas se unen de manera consistente con el concepto central. El concepto de gobernanza es multidimensional, por lo que involucra varias categorías, subcategorías e indicadores. Los últimos deben tener índices que son datos numéricos.
Pregunta 3. ¿Qué tan confiables, válidos y completos son los datos? Los índices técnicamente complejos pueden obscurecer un principio básico: la calidad de una medición para capturar una realidad empírica está limitada por la calidad de los datos usados para construirla (es decir, si los datos son malos, también lo será el resultado). La validación se refiere a si la medición refleja con precisión lo que se pretende capturar. Confiabilidad se refiere a la consistencia en la medición.
Pregunta 4. ¿Es la medición, incluyendo todas sus subcomponentes, transparente y reproducible? En general, sólo se dan resultados finales, cifras o jerarquías, sin explicitar los datos y métodos utilizados. Así, esta falta de transparencia significa abandonar el principio básico de las ciencias sociales, la reproducibilidad. Se debe ser totalmente transparente, a pesar del riesgo de que nos encuentren más fácilmente los errores.
Pregunta 5. ¿Qué tan sensibles y robustas son las mediciones a diferentes datos y criterios de diseño? Las mediciones de la gobernanza no son, ciertamente, una ciencia exacta. Así, los índices bien diseñados deben describir y justificar las elecciones tomadas en el camino y examinar el impacto de éstas en lo robusto de los resultados, mostrando que no se llegó a unos resultados predeterminados por su interés político o social.
Pregunta 6. ¿Permiten estas mediciones responder a asuntos claves de interés? Los usuarios de indicadores deben considerar si éstos capturan empíricamente lo que está bajo investigación, incluyendo coberturas regionales y temporales, y el nivel del análisis. También, la habilidad predictiva del indicador es importante.
Pregunta 7. ¿Captura plenamente la medición toda la complejidad de la gobernanza? Los índices pueden ser demasiado sencillos y no agregan mucho a la mejora de la gobernanza, entonces deberían de incluir más componentes pero ¿hasta qué nivel? Recordemos que la medición es para comparar dos o más situaciones, ¿están lo suficientemente diferenciadas?
Pregunta 8. ¿Se comporta la medición como la teoría predice? La teoría es importante en las mediciones gubernamentales rigurosas en el sentido de que las mediciones deben ser desarrolladas con referencia y dentro de un marco metodológico específico, y que puedan ser usadas para probar propuestas teóricas.
Pregunta 9. ¿Qué tan precisos son los valores de los índices y si se especifican intervalos de confianza? La mayoría de los índices de gobernanza producen cifras globales que son imprecisas e inciertas. Así, la mayoría de las diferencias en valores y jerarquías no son significativas. Por lo tanto, se deben reportar intervalos de confianza y márgenes de error, en adición a las estimaciones puntuales.
Pregunta 10. ¿Es correcta la valorización relativa entre índices? Especialmente en el área de políticas públicas se debe poner especial énfasis en la valoración relativa entre indicadores (o el “peso” correcto entre ellos) cuando se normalizan o se agregan datos. Debemos recordar que no considerar esta valorización relativa es, en sí misma, asignarles arbitrariamente el mismo “peso”.
            En Morelos, debemos redoblar esfuerzos en el desarrollo y evaluación de los índices de gobernanza para que, al ser realizado este ejercicio por observadores imparciales, se alcance una mayor legitimidad en la actuación del gobierno, tanto en lo social como en lo económico, financiero y político.

22 dic 2014

Industrias verdes competitivas.


publicado en La Jornada Morelos el 22 de diciembre de 2014.
El cambio climático tendrá su mayor impacto sobre los países en desarrollo, en los que las poblaciones pobres se verán afectadas con especial dureza; lo que sucede siempre, ya que los más débiles no pueden mitigar o adaptarse a las condiciones de crisis. Sin embargo, existen iniciativas en marcha para asistir a los países en desarrollo, mediante la movilización de tecnologías relacionadas con el clima y tecnologías limpias adecuadas. Desafortunadamente, la intención principal de muchas de estas iniciativas es transferir tecnologías desde el mundo en desarrollo, sin tener en cuenta la participación de las industrias locales.
El Banco Mundial e infoDEV publicaron el reporte “Desarrollo de industrias verdes competitivas: Las oportunidades del clima y las tecnologías limpias para los países en desarrollo”. (infoDev. 2014. Building Competitive Green Industries: The Climate and Clean Technology Opportunity for Developing Countries. Washington, DC: World Bank. License: Creative Commons Attribution CC BY 3.0. © 2014 International Bank for Reconstruction and Development / The World Bank). Éste contiene información para diseñadores de políticas y otras partes interesadas que estén intentando desarrollar industrias verdes competitivas en países en desarrollo y, también, presenta una serie de opciones de políticas que pueden ser consideradas por los países dispuestos a fortalecer las industrias verdes locales.
En 2012, las inversiones en tecnologías limpias aumentaron un 19 por ciento en los países en desarrollo (hasta 112,000 millones de dólares al año), en comparación con una disminución general del 12 por ciento a nivel mundial (a 244,000 millones de dólares al año), lo que indica que las inversiones en tecnologías limpias están en vías de trasladarse a las economías en desarrollo a corto plazo, apunta el reporte. Este cambio acelerado del mundo desarrollado al mundo en desarrollo está fomentando la innovación, dado que las tecnologías, los procesos y los mecanismos de financiamiento se están adaptando a las condiciones locales y están surgiendo productos innovadores para atender las necesidades de los clientes locales. También está generando oportunidades para empresarios que estén en condiciones de aprovechar el crecimiento del sector.
Es más, con este cambio vertiginoso, la capacidad de las tecnologías limpias de fomentar el crecimiento del empleo y estimular la innovación hace que sean especialmente pertinentes para los países en desarrollo, señala el reporte. Las tecnologías limpias constituyen un sector de empleo en crecimiento a nivel mundial y, en comparación con otros sectores, los empleos verdes tienen características favorables: suelen ser más calificados y seguros y estar mejor pagados. La innovación es esencial para el desarrollo de productos de tecnologías limpias y las tecnologías relacionadas con el clima constituyen una proporción significativa de las solicitudes mundiales de patentes.
En este informe se describen las características y la dimensión probable de las oportunidades que generarán las tecnologías limpias en 145 países en desarrollo a lo largo de la próxima década. En este período, las inversiones previstas en 15 sectores de las tecnologías limpias en estos países en desarrollo superarán los 6,400 millones de dólares, en términos generales. De esta cifra total, las pequeñas y medianas empresas (pymes) podrán acceder a alrededor de 1,600 millones. Incluso cuando se excluye a China, India, Rusia y los países europeos de ingreso mediano, estas oportunidades siguen siendo significativas: 4,100 millones en términos generales, de los cuales las pymes podrán acceder a  1,000 millones.
Las mayores oportunidades para las pymes están en el sector del tratamiento de aguas residuales, que constituye aproximadamente una tercera parte del mercado total, seguido de los sectores de los pequeños proyectos hidroeléctricos, el tratamiento de aguas, la energía eólica terrestre, la energía fotovoltaica, la energía geotérmica y la bioenergía, plantea el reporte.
Para poder aprovechar al máximo la oportunidad que ofrecen las tecnologías limpias, los gobiernos, las agencias de desarrollo y otros agentes públicos y privados deben considerar las siguientes cinco áreas de actuación para apoyar a las pymes de tecnologías limpias en los países en desarrollo, propone el reporte: 1. Iniciativa y aceleración empresarial. Se trata de una gama de programas para empresas, así como colaboraciones y redes internacionales, los países pueden emprender programas que ofrezcan asistencia técnica directa y la conexión de inversores extranjeros con pymes locales de tecnologías limpias para el desarrollo tecnológico o de las capacidades de producción; 2. Financiamiento de la innovación. Hay varios instrumentos disponibles para apoyar el financiamiento inicial y el capital de riesgo para las pymes de tecnologías limpias, que incluyen créditos blandos y garantías de préstamos, y la estimulación de inversiones de capital inicial y de riesgo. Por el lado de la demanda, existe una oportunidad significativa de establecer mecanismos de crédito a consumidores para tecnologías específicas, como los sistemas de energías renovables; 3. Desarrollo del Mercado. Una serie de instrumentos tienen como objetivo aumentar la demanda de productos y servicios de las pymes locales, y facilitar el crecimiento general del mercado de las tecnologías limpias. En el caso de las energías renovables, estos instrumentos incluyen normas sobre la cartera, certificados de energías renovables y tarifas de alimentación a la red; 4. Desarrollo tecnológico. Cuenta con instrumentos diseñados para estimular el desarrollo de tecnologías, como los créditos fiscales a la investigación y desarrollo (I+D), las becas de investigación, las colaboraciones de investigación competitivas con financiamiento público, los concursos, la inversión pública en I+D, los acuerdos públicos o privados sobre cooperación tecnológica, los proyectos de demostración y las redes de investigación aplicada; y 5. Marco jurídico y reglamentario. Logra el apoyo mediante la implementación de una serie de medidas jurídicas y reglamentarias, como incentivos fiscales específicos para el sector, regímenes de limitación y comercio de emisiones, créditos por reducción de emisiones, impuestos sobre la contaminación o el uso de recursos naturales, reducciones de los impuestos a las importaciones o exenciones e incentivos para atraer a mano de obra calificada.
En Morelos, debemos diseñar medidas que generen incentivos y obligaciones empresariales para abordar tanto el lado de la oferta como de la demanda de los mercados de tecnologías limpias, al adoptar instrumentos acordes a la situación del estado y enfocados a los sectores con mayor capacidad de recursos humanos y naturales.

15 dic 2014

Autonomía económica de las mujeres

publicado en la Jornada Morelos el 15 de diciembre de 2014 

Aunque son varios los logros en materia de igualdad de género, aún existen grandes desafíos. Las mujeres siguen siendo mayoría entre las personas en situación de pobreza, el empleo disponible privilegia injustamente a los hombres, se desaprovecha el logro educativo de las mujeres y no se consigue eliminar la carga doméstica heredada de tiempos en que las mujeres solamente se ocupaban del cuidado de los miembros de la familia. Los cambios demográficos y en la educación, así como el propio proceso de emancipación de las mujeres, muestran la necesidad de promover una mayor eficiencia y equidad en los mercados para aprovechar sus capacidades y hacen más evidente la injusticia estructural que subyace en la actual estructura económica y social.

Lucía Scuro y Néstor Bercovich, editaron el recientemente publicado documento de la CEPAL “El nuevo paradigma productivo y tecnológico. La necesidad de políticas para la autonomía económica de las mujeres” (Néstor Bercovich y Lucía Scuro, “El nuevo paradigma productivo y tecnológico: la necesidad de políticas para la autonomía económica de las mujeres”, Libros de la CEPAL, N° 131 (LC/G.2621-P), Santiago de Chile, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), 2014). En él se plantea que la desigualdad se genera principalmente en el mundo del trabajo (tanto remunerado como no remunerado) y que es imprescindible aprovechar, a través de las políticas públicas, las oportunidades que ofrece el nuevo paradigma tecnológico.

Pese a la importante presencia de las mujeres en el mercado laboral, aún persiste la segregación laboral, que se define como la clara distinción entre los sectores de actividad en el mercado y los puestos de trabajo ocupados por hombres y mujeres, establece el documento. La segregación laboral de las mujeres se manifiesta en dos dimensiones: la segregación horizontal y la segregación vertical. La segregación horizontal supone que las mujeres se concentran en ciertos sectores de actividad y en determinadas ocupaciones, mientras que la segregación vertical implica el desigual reparto de hombres y mujeres en la escala jerárquica y, por lo tanto, muestra cómo las mujeres tienen dificultades para progresar en su profesión y poder acceder a puestos más cualificados y mejor remunerados.

La segregación horizontal forma parte de un problema de naturaleza sistémica que se reproduce en tres ámbitos: a) la familia, a través de la socialización, al considerar que el éxito de las niñas sigue proyectándose como una combinación de profesión y maternidad; b) la escuela, donde la reproducción de estereotipos explica, en buena parte, la concentración de las jóvenes en estudios compatibles con la vida familiar, y c) la demanda laboral, que requiere en la vida pública capacidades semejantes a las valoradas en la vida familiar. Entonces, no es casual que las mujeres predominen entre los trabajadores de los servicios de educación y salud, los servicios a las personas y el comercio. La segregación vertical, que hace que en la mayoría de los trabajos, las mujeres se concentren en los puestos jerárquicos más bajos y de menor autoridad de la pirámide o ejerzan oficios que requieren menor calificación. Este fenómeno es conocido como “techo de cristal”, en alusión a las barreras de poder invisibles que impiden a las mujeres ascender en los puestos de trabajo.

En el documento se destacan al menos tres conclusiones sobre las políticas públicas orientadas a la autonomía de las mujeres y la igualdad de género en el nuevo paradigma de la sociedad de la información y del conocimiento. En primer lugar, en la economía digital, al igual que en el resto de los paradigmas tecno-económicos, las oportunidades no se distribuyen de manera equitativa ni entre los países ni entre las personas, lo que origina asimetrías que se deben corregir mediante políticas específicas para superar las desigualdades. En segundo término, la profundidad de la brecha digital que afecta a las mujeres puede aumentar aun cuando la población excluida de la sociedad de la información esté disminuyendo. Porque, más allá del acceso cada vez mayor a las tecnologías, las brechas crecen en relación con la capacidad de uso y apropiación de dichas tecnologías. Esto explica en buena medida la lentitud con que se cierran las brechas de género, especialmente en lo que se refiere al empleo de calidad vinculado con las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Por último, las políticas en favor del cambio estructural que deben implementar los países de la región tienen que superar la neutralidad característica de las políticas públicas, incorporando acciones específicas dirigidas hacia la igualdad entre hombres y mujeres.

Las políticas de desarrollo, en general, y las políticas de desarrollo productivo, en particular, no pueden ser neutrales, propone el documento. Así como deben tomar en cuenta las desigualdades existentes entre países y entre economías, deben también considerar y apuntar a superar las desigualdades de género que se observan en la integración a diversos ámbitos de la vida social, como el mercado laboral, la familia, la participación política y la toma de decisiones, entre otros.

Es imprescindible aprovechar, a través de las políticas públicas, las oportunidades que ofrece el nuevo paradigma tecnológico, asegura el documento. Estas políticas deben romper los círculos de desigualdad que se originan, principalmente, en el mundo del trabajo (tanto remunerado como no remunerado). Para ello, es necesario impulsar políticas que prevengan la segregación y la segmentación laboral, eviten las brechas de ingresos que afectan a las mujeres y promuevan una justa división sexual del trabajo. La organización global de la reproducción social debe abordarse con políticas activas en el mercado laboral en todas sus expresiones, de manera de facilitar la participación y la autonomía económica de las mujeres, así como una mayor participación femenina en los puestos jerárquicos y en los niveles de decisión empresariales.

La capacitación y la formación profesional constituyen, sin duda, un camino promisorio para asegurar empleo femenino de calidad en esos nuevos escenarios, ya que es necesario generar capacidades y habilidades digitales que aseguren la integración de las mujeres en puestos de mayor nivel tecnológico, apunta el documento. No obstante, parece poco probable que esto ocurra si se deja sólo a las fuerzas del mercado, ya que el sistema de género hegemónico tenderá a mantener la segregación que le es funcional.

En Morelos, debemos incentivar la formación y la participación de las mujeres en áreas tecnológicas y establecer políticas públicas para transformar las culturas y prácticas empresariales, utilizando las TIC para impulsar la autonomía económica de las mujeres y la igualdad de género; con el objetivo de avanzar hacia una sociedad del conocimiento realmente inclusiva.

8 dic 2014

Bienestar en Morelos

publicado en La Jornada Morelos el 8 de diciembre de 2014.
Luis Huesca Reynoso, Mario Camberos Castro y Cuauhtémoc Calderón Villarreal (Plaza y Valdés, 2011) plantearon que el análisis del bienestar individual o social se refiere al estudio de las condiciones que determinan la calidad de vida tanto de los individuos como de los grupos sociales, con un enfoque sistémico que identifique los procesos tendientes a mejorar la calidad de vida de una población en un espacio territorial determinado, estudiando los aspectos económicos y sociales ligados al desarrollo de las capacidades de los individuos y a la expansión creciente de sus libertades.

También, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL, 2000) estableció que el desarrollo económico local es un proceso de crecimiento y cambio estructural de la economía de una ciudad, comarca o región, en el que se pueden identificar al menos, tres dimensiones: una económica, caracterizada por un sistema de producción que permite a los empresarios locales usar, eficientemente, los factores productivos, generar economías de escala y aumentar la productividad a niveles que permiten mejorar la competitividad en los mercados; otra sociocultural, en que el sistema de relaciones económicas y sociales, las instituciones locales y los valores sirven de base al proceso de desarrollo; y otra, política y administrativa, en que las iniciativas locales crean un entorno local favorable a la producción e impulsan el desarrollo sustentable.

Recientemente, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico publicó un documento que ofrece un marco común para medir el bienestar de la gente a nivel regional y que tiene una sección especial sobre nuestro Estado de Morelos: “¿Cómo va la vida en su región? Medir el bienestar regional y local para la formulación de políticas” (OECD (2014), How's Life in Your Region? Measuring Regional and Local Well-being for Policy Making. © OCDE, ISBN: 9789264217416 (PDF), DOI: 10.1787/9789264217416-en).

Todo el mundo desea disfrutar de una buena vida en el lugar donde vive, por lo que la medición de su experiencia diaria puede parecerles más significativa que la del promedio nacional, identifica el documento. Un panorama completo de la economía y de la sociedad debe comprender lo que la gente valora respecto a sus condiciones de vida inmediatas, cómo se comportan cuando no se cumplen sus expectativas y cómo contribuyen los servicios locales para que tengan mejores oportunidades laborales y vidas más sanas. Los indicadores regionales referentes al bienestar ayudan a captar si la recuperación y la prosperidad se traducen en una vida mejor para todos.

El documento presenta un marco de análisis para mejorar la coherencia y la eficacia de las políticas públicas al examinar nueve aspectos que configuran las condiciones materiales de la gente (ingreso, empleo y vivienda) y su calidad de vida (salud, educación, entorno, seguridad, acceso a los servicios y participación cívica). Estos nueve aspectos derivan tanto de las características de la gente como de las de cada territorio específico. Se les evalúa mejor mediante indicadores de resultados verdaderos más que a través de los insumos o la producción.

La medición de estos nueve aspectos mediante un conjunto de indicadores comparables en 362 regiones de los 34 países de la OCDE muestra que los resultados del bienestar se materializan de manera muy distinta en cada lugar, identifica el documento. Las diferencias en el bienestar a menudo son más grandes entre las regiones de un mismo país que entre las de diferentes países. Esas disparidades regionales pueden aumentar los costos sociales, hacer que peligre la cohesión social y socavar el desempeño nacional. Los países con la mayor disparidad regional en los rubros de empleo, educación y acceso a los servicios también registran resultados en bienestar más bajos a nivel nacional.

Las regiones y las ciudades que quieran incorporar una estrategia de bienestar para mejorar las condiciones de vida actuales y las oportunidades futuras de su ciudadanía deben considerar las siguientes medidas, según el documento: Traducir los objetivos del bienestar en indicadores pertinentes para cada política pública, donde la medición del bienestar regional debe vincularse claramente con los objetivos de política pública regionales que, a su vez, concuerdan con los niveles de gobierno; Elegir indicadores, debe establecerse un proceso de consulta deliberante para centrarse en un conjunto limitado de indicadores clave que reflejen las prioridades y los activos locales, como se hace hincapié en el Marco de Bienestar Regional de la OCDE; Identificar la situación inicial y los resultados previstos, al establecer un punto de partida claro y el conjunto de objetivos que han de alcanzarse ayuda a planear el rumbo de la actuación pública en torno a un cronograma transparente y a metas parciales intermedias; Verificar el progreso y evaluar el potencial de diferentes lugares, donde los indicadores regionales de bienestar son una herramienta que permite seguir la trayectoria del cambio a lo largo del tiempo e identificar los activos específicos para el desarrollo en comunidades distintas; y Promover la participación de la ciudadanía y comunicar los resultados, al involucrar a los ciudadanos desde las primeras fases de la iniciativa de medición se impulsa la acción, se facilitan los ajustes de política pública cuando sea necesario y se aumenta la rendición de cuentas y la confianza.

Con relación al Estado de Morelos, el documento presenta comparaciones tanto nacionales como internacionales. En referencia al promedio nacional, Morelos está mejor en las dimensiones de educación, salud, vivienda y compromiso cívico, y está peor en seguridad que es un asunto de enorme importancia para el bienestar de la población. A nivel internacional y alineado al patrón nacional, tiene bajos niveles de seguridad e ingreso, y grandes desigualdades. Asimismo, plantea que el gobierno se ha comprometido a mejorar el bienestar de la población al promover mayores oportunidades a todos los ciudadanos, que tiene un plan con una estrategia de desarrollo regional integral con metas establecidas y que existe un diálogo entre las diversas áreas encargadas de las políticas públicas.

Sin embargo, el documento describe un par de retos importantes para el uso de una buena métrica para mejorar el bienestar en Morelos: el Plan de Desarrollo Estatal tiene demasiados indicadores, que no están jerarquizados entre ellos, y que resta efectividad a la medición del proceso; y además que no está claramente definido el proceso de monitoreo necesario.

En Morelos, debemos así delinear un plataforma de indicadores con mecanismos de seguimiento sustentados en qué les importa más a los ciudadanos y adicionalmente fortalecer las capacidades institucionales de los gobiernos municipales para alinear objetivos y procedimientos.

1 dic 2014

Servicios ambientales y biodiversidad

publicado en La Jornada Morelos el 1 de diciembre de 2014.
En la actualidad, nuestro planeta se enfrenta a la mayor crisis ambiental debida a las actividades humanas. Se están provocando pérdidas y amenazas a su biodiversidad, las cuales han alterado el ambiente a escala global, propiciando el cambio de uso de suelo, la alteración de la movilidad de la biota y la modificación de los ciclos biogeoquímicos. El origen de los cambios ambientales como una consecuencia directa de la interacción entre los seres humanos y el medio ambiente se remonta al inicio del desarrollo de la agricultura, hace más de 8,000 años.

Cristian Cornejo-Latorre, Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, 
Jaime M. Calderón-Patrón, Centro de Investigaciones Biológicas, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, 
y Liliana Suarez-Ramírez,  Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, Universidad Nacional Autónoma de México, escribieron el artículo “Los servicios ambientales y la biodiversidad”, en la revista Investigación Ambiental 6 (1) 2014. El propósito de este trabajo es presentar un panorama general sobre el concepto de los servicios ambientales y explicar su relación con la biodiversidad.

El concepto de servicios ambientales permite vincular explícitamente el estado y funcionamiento de los ecosistemas y la calidad de vida de las poblaciones humanas, establecen los autores. Esta relación puede ser directa o indirecta y los seres humanos pueden o no estar conscientes de su existencia. La dependencia del hombre hacia los ecosistemas se puede apreciar notablemente en las economías de subsistencia íntimamente ligadas al entorno, donde las poblaciones obtienen de los ecosistemas todo lo que necesitan para subsistir. Por su parte, en países con un desarrollo económico consolidado y en constante crecimiento, esta dependencia no se aprecia directamente ya que los servicios de los ecosistemas no llegan de manera directa a las personas, al ser adquiridos a través de los mercados después de haber sido transportados desde su lugar de origen atravesando diversos escalones de la cadena productiva.

Actualmente se pueden distinguir cuatro tipos de enfoques dedicados al estudio de los servicios ambientales, de acuerdo con los autores: 1) la búsqueda de herramientas conceptuales y metodológicas interdisciplinarias para el estudio de los servicios ambientales, 2) el análisis de los tipos de servicios ambientales que proveen los ecosistemas o los componentes particulares de cada servicio, 3) la valoración económica de los servicios ambientales, y 4) el análisis de experiencias concretas que permitan maximizar el mantenimiento de los servicios ambientales. También, se reconocen cinco grandes tipos de funciones de los ecosistemas (regulación, hábitat, producción, información y sustrato), de los cuales cada uno presenta diversos componentes, de donde se desprenden bienes y servicios para las poblaciones humanas.

La pérdida de biodiversidad a escala global está afectando el funcionamiento de los ecosistemas terrestres. Apuntan los autores que de seguir con las tendencias actuales, es posible que se pueda rebasar el umbral de la degradación ambiental, ocasionando un colapso en los procesos ecológicos y ecosistémicos, afectando así la calidad y magnitud de los servicios ambientales. El concepto de biodiversidad puede ser descrito en términos del número, composición y distribución espacial de sus entidades (genomas, especies, ecosistemas y paisajes), por la variedad de funciones ecológicas e interacción entre sus componentes. Así mismo, la pérdida de los componentes de biodiversidad puede tener distintos efectos en el funcionamiento de los ecosistemas y por tanto en el suministro de servicios hacia la sociedad.

En la actualidad existe un amplio consenso en la comunidad científica acerca de la relación entre la biodiversidad y los servicios ambientales, según los autores. A través de estudios a diferentes escalas espaciales y temporales con grupos biológicos diversos se han demostrado las siguientes generalizaciones: a) la pérdida de biodiversidad afecta a las comunidades ecológicas al reducir su eficiencia en la captura recursos biológicamente esenciales, la producción de biomasa y el reciclaje de nutrientes, b) la biodiversidad incrementa la estabilidad de las funciones del ecosistema a través del tiempo, c) el efecto de la biodiversidad sobre los procesos de los ecosistemas no es linear ni saturador, de modo que el cambio se acelera a medida que se incrementa la pérdida de biodiversidad, d) las comunidades diversas son más productivas porque contienen más especies clave, las cuales influyen sobre la productividad y por las diferencias en los rasgos funcionales entre organismos que incrementan la captura total de recursos, e) la pérdida de biodiversidad a través de niveles tróficos (relativos a la nutrición) tiene el potencial de influir sobre las funciones de los ecosistemas incluso con mayor fuerza que la pérdida de biodiversidad dentro de niveles tróficos, f) los rasgos funcionales de los organismos tienen grandes impactos sobre la magnitud de las funciones de los ecosistemas.

La aproximación del estudio de los servicios ambientales puede ayudar a mitigar los efectos negativos sobre la biodiversidad debido a causas humanas, proponen los autores, porque a pesar de que el éxito de la conservación se mide en términos biológicos, en la práctica también implica un proceso social y político. También, es deseable establecer un marco conceptual que vincule la investigación y la gestión ambiental, para poder superar los modelos tradicionales en los que la sociedad y la naturaleza son gestionados de forma independiente.

En Morelos, debemos establecer vínculos entre los biólogos, ecólogos, técnicos ambientales, investigadores sociales, ingenieros y los gestores y tomadores de decisiones para trabajar de forma conjunta, reconociendo que nuestro bienestar y el de las futuras generaciones depende en buena medida de la integridad y el estado de conservación de los ecosistemas.