29 oct 2012

Redes de conocimiento y sus beneficios

publicado en La Jornada Morelos el 29 de octubre de 2012

El conocimiento es poder transformar un conjunto de información en "saber qué", "saber cómo" o "saber dónde". Las redes de conocimiento son aquellas que vinculan a los científicos, tecnólogos, innovadores, encargados de las políticas públicas, representantes de organizaciones no gubernamentales y miembros de la sociedad civil para intercambiar información de utilidad en situaciones específicas. En estas redes se coopera para buscar formas de impulsar nuevas iniciativas y también encontrar mecanismos y criterios de evaluación para avanzar en la efectividad de dichas iniciativas. Las redes cumplen tres aspectos fundamentales: generan y difunden información, evalúan la efectividad de las estrategias públicas e inician esfuerzos locales sin esperar por ayuda a nivel nacional.
            David L. Feldman, del Departamento de Planeación, Políticas y Diseño, en la Universidad de California, Irvine, Estados Unidos, escribió sobre “El futuro de las redes ambientales: gobernanza y sociedad civil en un contexto global” en la Revista Futures (The future of environmental networks—Governance and civil society in a
 global context, Futures 44 (2012) 787–796, 2012 Published by Elsevier Ltd., http://dx.doi.org/10.1016/j.futures.2012.07.007). Él propone que, para alcanzar la gobernanza ambiental global, las redes de conocimiento impulsadas por una sociedad civil descentralizada permitan manejar problemas regionales de naturaleza transfronteriza. Su propósito es conectar personas de todas las ocupaciones y áreas disciplinarias al proveerlas continuamente de información y comunicarlas con especialistas técnicos e innovadores de políticas públicas, en áreas tales como: clima, agua, biodiversidad, calidad del agua y energía.
             El argumento del autor considera que mientras se han necesitado por mucho tiempo los medios novedosos para colaborar y enfrentar problemas ambientales globales, las oportunidades específicas se han presentado sólo en los últimos 25 años, como resultado de acciones locales o regionales para difundir conocimientos y experiencias sobre prevención, mitigación y adaptación al cambio climático global. Existe una tendencia llamada “glocal”, que aplica conocimientos globales a situaciones particulares en localidades. Sin embargo, los conocimientos científicos y las herramientas para predecir y administrar cambios climáticos no han sido utilizadas efectivamente por los tomadores de decisiones locales.
            Existen tres formas de promover estas redes de conocimiento, según el autor: las conferencias internacionales sobre ambiente y desarrollo, desde 1990, han impulsado y fomentado que los países en desarrollo reestructuren sus planes nacionales en la materia para incorporar efectivamente la toma de decisión a nivel local en la planeación e implantación de estas actividades, con la participación de grupos comunitarios y de especialistas científicos; también y de acuerdo con la Agenda 21, se han fortalecido los llamados planes locales ampliados que permiten la participación de la población indígena de la localidad en las decisiones ambientales, y finalmente la participación decidida de los habitantes y autoridades de ciudades y regiones que se consideran muy vulnerables a los impactos del cambio climático global, a través de una gestión adaptativa que toma medidas drásticas, por ejemplo, en el sector del transporte.
            El rápido crecimiento del conocimiento científico ha sido un factor fundamental para el fortalecimiento de este tipo de redes, indica el autor. Los científicos que trabajan en el clima han tenido un gran avance en su habilidad para predecir la variabilidad de fenómenos globales como la “corriente del niño” o el volumen de agua en el ciclo del agua –precipitación de lluvias, escurrimientos y evaporaciones- con un año de anticipación. Esta información resulta fundamental para reducir la vulnerabilidad de la población en cualquier lugar del planeta de inundaciones o sequías. El papel de las redes de conocimiento ha servido como traductor entre disciplinas y como mediador entre los generadores y los usuarios de la información; es decir, entre científicos y autoridades locales. En el futuro, esta traducción y mediación, y por lo tanto este tipo de redes, se volverán imprescindibles en la medida que las herramientas de predicción se vuelvan más complejas y la necesidad de tomar medidas correctivas se vuelva más urgente.
            En Morelos, las redes de conocimiento se volverán más importantes con relación a la gobernanza de conflictos ambientales y sus implicaciones económicas, que las acciones gubernamentales con posibles limitaciones burocráticas. La expansión futura de este tipo de redes está garantizada ya que tienen la habilidad de poder identificar y atacar problemas locales de manera multidisciplinaria y de acercar actores con intereses divergentes pero comprometidos con disminuir los riesgos y la vulnerabilidad de su comunidad. Es más fácil encontrar acciones pragmáticas para el beneficio común, sobretodo si se tiene uno de los más importantes conjuntos de investigación, desarrollo e innovación del país.

22 oct 2012

Jóvenes, competencias y empleo

publicado en La Jornada Morelos el 22 de octubr de 2012

La crisis económica mundial está teniendo una repercusión en el desempleo, en particular de los jóvenes. El bienestar y la prosperidad de ellos dependen más que nunca de las competencias que la educación y la capacitación pueden ofrecerles. No satisfacer esta necesidad es una pérdida de potencial humano, de poder económico y de valores sociales. Las competencias de los jóvenes nunca han sido tan vitales. La educación no estriba solo en velar por que todos los niños puedan asistir a la escuela. Se trata de preparar a los jóvenes para la vida, dándoles oportunidades de encontrar un trabajo digno, ganarse la vida, contribuir a sus comunidades y sociedades y desarrollar su potencial. A nivel más general, se trata de ayudar a los países a cultivar la fuerza de trabajo que necesitan para crecer en la economía mundial.


El equipo del Informe de Seguimiento de la EPT (Educación Para Todos) en el Mundo, dirigido por Pauline Rose, escribió el reporte “Los jóvenes y las competencias: Trabajar con la educación”, que fue publicado en 2012 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (© UNESCO, 2012). En este Informe se presta especial atención a determinar y comprender el acceso que tienen los jóvenes desfavorecidos al desarrollo de competencias que puede permitirles obtener mejores empleos; esto es, un trabajo seguro con el que puedan comprar comida y tener dinero en el bolsillo, es decir empleos que los saquen de la pobreza.

El Informe señala tres tipos principales de competencias que todos los jóvenes necesitan: las “competencias básicas” comprenden las nociones en lectura, escritura y aritmética necesarias para conseguir trabajo suficientemente bien pagado para satisfacer las necesidades cotidianas; las “competencias transferibles” comprenden la capacidad de resolver problemas, comunicar ideas e información de manera eficaz, ser creativo, mostrar dotes de mando y escrupulosidad, y evidenciar capacidades empresariales, y las “competencias técnicas y profesionales” que son imprescindibles cuando los empleos exigen determinados conocimientos especializados, desde cultivar verduras hasta utilizar una máquina de coser, poner ladrillos o utilizar una computadora.

Se presentan las diez medidas planteadas en el informe para impulsar las competencias de los jóvenes y que pueden ajustarse para responder a las circunstancias y necesidades concretas de los países:

Primera. Hay unos 200 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años de edad en países de ingresos bajos y medianos que no han podido terminar la enseñanza primaria. Los gobiernos tienen que ofrecerles una segunda oportunidad de educarse para adquirir por lo menos las nociones de lectura, escritura y aritmética que necesitan para rencaminarse y escapar del ciclo del trabajo mal pagado o no remunerado que puede encerrarlos en la pobreza.

Segunda. Es esencial que los jóvenes tengan la oportunidad de cursar la enseñanza secundaria para consolidar sus competencias básicas. Es alarmante que cerca de uno de cada tres jóvenes de países de ingresos bajos y medianos no alcance este nivel. La mayoría de los jóvenes que no cursan el primer ciclo de la enseñanza secundaria vive en zonas rurales o en asentamientos urbanos irregulares, y un número desproporcionado de ellos son mujeres. Quienes logran permanecer en la escuela reciben a menudo una educación de mala calidad y escasa pertinencia.

Tercera. La educación media superior o preparatoria brinda a los jóvenes la oportunidad de desarrollar competencias que les permitan obtener buenos empleos. En el mundo en desarrollo, empero, el paso al segundo ciclo de la enseñanza secundaria sigue siendo difícil, mientras que algunos países ricos siguen esforzándose por volver casi universal ese ciclo.

Cuarta. Las políticas nacionales y las estrategias de desarrollo deben aportar una indicación más clara sobre cómo se satisfarán y financiarán las necesidades en materia de competencias de los jóvenes que viven en condiciones de pobreza en las ciudades. Muchos de estos jóvenes carecen de las competencias básicas y, por lo tanto, se ven aprisionados en empleos mal pagados y precarios en el sector no estructurado y son a menudo invisibles en las estrategias nacionales.

Quinta. Alrededor del 70% de los 1.400 millones de personas de todo el mundo que viven en condiciones de extrema pobreza se encuentran en zonas rurales, muchas de ellas trabajando como pequeños agricultores. Se deberá prestar mayor atención a sus necesidades en materia de competencias. Una vez que se ha brindado a los jóvenes que se encuentran en esta situación una segunda oportunidad de adquirir las competencias básicas, la formación en técnicas agrícolas podrá ayudarlos a mejorar su productividad. Las escuelas de campo para agricultores y la formación mediante cooperativas, que están en consonancia con las necesidades locales de los agricultores, tienen resultados particularmente satisfactorios.

Sexta. La adquisición de competencias por sí sola es insuficiente para las personas pobres más desfavorecidas de las ciudades y de las zonas rurales, entre ellas las que se dedican a actividades de subsistencia, como los vendedores ambulantes, los recolectores de desechos, los pequeños agricultores y quienes trabajan en casa. Algunos necesitan protección jurídica contra el acoso y el derecho a una formación para mejorar la rentabilidad de sus pequeños negocios.

Séptima. En numerosas regiones del mundo, las jóvenes trabajan durante largas horas en tareas domésticas y no estructuradas que pasan a menudo desapercibidas por los responsables de la formulación de políticas. Las mujeres asumen una pesada carga de trabajo y se topan con una discriminación en la educación y los mercados laborales, especialmente en las zonas rurales donde su movilidad suele ser muy restringida. Se debe hacer más por ayudar a las jóvenes a hacer un uso productivo de sus competencias brindándoles acceso a crédito y recursos.

Octava. Es necesario que los jóvenes adquieran competencias relativas a las TIC para lograr su plena participación en una economía cada vez más basada en el conocimiento. Las TIC pueden utilizarse también para impartir formación a un mayor número de jóvenes. Aun una tecnología básica como la radio puede desempeñar un papel importante para la adquisición de competencias, en particular para las personas que viven en zonas rurales remotas. Esos métodos se deberán seguir aplicando a fin de mejorar las posibilidades de formación para los jóvenes.

Novena. Muchos programas de formación no están suficientemente integrados en las estrategias de desarrollo nacionales. Es importante que los gobiernos dirijan la coordinación de la amplia gama de programas de adquisición de competencias y programas asociados a fin de velar por que estos respondan a las prioridades nacionales y se dirijan a los jóvenes más desfavorecidos. De ese modo se reducirá la fragmentación y la duplicación de esfuerzos, y se logrará un acceso equitativo.

Décima. Es una necesidad urgente disponer de más recursos para lograr que todos los jóvenes reciban una buena educación básica que llegue por lo menos hasta el primer ciclo de la enseñanza secundaria. Se requieren fondos suplementarios para apoyar programas de segunda oportunidad a una escala mucho mayor para quienes han quedado fuera del sistema educativo.

En Morelos, debemos prestar mayor atención a las necesidades de los jóvenes que se encuentran en desventaja en la educación y el desarrollo de competencias debido a su pobreza, su sexo u otros factores. La índole exacta y la magnitud de esas necesidades varían según el lugar donde viven, pero los programas y las acciones deben ir dirigidas a satisfacer sus necesidades en esta materia.

15 oct 2012

Eficacia en seguridad ciudadana


La inseguridad ciudadana constituye la principal preocupación de los habitantes en Morelos y en América Latina, quienes se sienten acosados por el crimen organizado y el delito común, en especial por sus expresiones más violentas: homicidios, agresiones, secuestros y violencia doméstica. Datos provenientes de la encuesta 2011 realizada por Latinobarómetro, indican que para los ciudadanos de doce países de América Latina, el problema principal lo constituye la delincuencia, la violencia y las pandillas. En respuesta a ello, los países de la región han aprobado políticas de carácter nacional, estatal o municipal; han puesto en práctica reformas institucionales de carácter comprensivo en materia policial y de procedimiento penal, y se encuentran ejecutando diversos programas específicos de prevención del delito. Sin embargo, poco sabemos de los resultados alcanzados.
            Hugo Frühling publicó el documento “La eficacia de las políticas públicas en seguridad ciudadana en América Latina y el Caribe: Cómo medirla, cómo mejorarla”, que es una versión preliminar para discusión en la Red de Seguridad Ciudadana, del Banco Interamericano de Desarrollo, en septiembre de 2012. En este trabajo se abordan la caracterización de las dificultades que obstaculizan un mayor desarrollo de programas eficaces de prevención del delito en la región; la importancia que tiene el diseño riguroso de programas e intervenciones en el campo de la reducción del delito y la violencia, y a los pasos que resulta recomendable seguir en la ejecución y evaluación de la eficacia de dichos programas e intervenciones; y al análisis de las iniciativas dirigidas a mejorar la gestión de proyectos en materia de seguridad ciudadana.
            En años recientes es posible identificar ejemplos de países y ciudades de América Latina y El Caribe que han reducido significativamente las tasas delictuales, señala el autor. Esto se ha logrado poniendo en marcha políticas públicas comprensivas e interinstitucionales dirigidas a reducir el delito, en particular aquel de carácter violento. Uno de estos ejemplos es el de Sao Paulo, Brasil, donde la tasa de homicidios experimentó un descenso, entre 1998 y 2008, desde 61.1 homicidios por 100,000 habitantes a 14.8 por 100,000 habitantes diez años después. Las razones para ello no están enteramente claras, pero el resultado se ha atribuido al fortalecimiento de las instituciones de Seguridad Pública a nivel estatal y municipal; al uso de mejor información por parte de sus dos policías mediante la implementación de una base de datos común para ambas, denominada INFOCRIM; a la entrada en vigencia de horarios limitativos para la venta de alcohol y a los esfuerzos del gobierno estatal para reducir la circulación y uso de armas de fuego. Otro ejemplo de reducción significativa del delito se da en Bogotá, donde los homicidios disminuyeron desde su punto alto en 1993 de 80 homicidios por cada 100,000 habitantes, a 23 homicidios por cada 100,000 habitantes en el 2009. La discusión respecto de las políticas a las que puede atribuirse esta disminución no se encuentra resuelta. Es posible que la disminución radical de la violencia interpersonal en la ciudad fuera consecuencia de la implementación de programas que impulsaban cambios culturales entre los ciudadanos. Otros estudios sugieren que la razón principal de la violencia interpersonal prevaleciente en la ciudad se encontraba en las estructuras de crimen organizado existentes, por lo que la disminución delictual probablemente habría obedecido a medidas dirigidas a controlar el funcionamiento de esas bandas criminales.
            Los principales problemas detectados en los proyectos de intervención son, según el autor, que: no se justifican los objetivos ni las acciones con alusión a teorías criminológicas; no se levanta información específica que permita focalizar la intervención en grupos determinados o áreas geográficas reducidas; se definen los problemas delictivos de manera genérica, y las respuestas planteadas para los problemas descritos son muy similares entre sí.
            Existen tipos muy diferentes de evaluación, indica el autor, y se distinguen en términos generales: evaluación de diseño, que busca determinar la coherencia entre la definición del problema que será objeto de la intervención, el contexto en el que se realizará la intervención y la organización interna del proyecto (objetivos, participantes, métodos de intervención, recursos asignados, actividades, plazos y evaluación); evaluación de procesos, que busca determinar si la implementación del proyecto ha avanzado conforme a los objetivos del proyecto y si los procesos de trabajo que se realizan, permitirán entregar los productos comprometidos y por esa vía, alcanzar los efectos deseados, y evaluación de los efectos que produce el proyecto, que busca determinar si el proyecto ha producido los efectos deseados, descartando explicaciones alternativas. Para ello, es necesario que la evaluación sea capaz de aportar evidencia de que existe una relación causal entre la implementación del programa y los efectos constatados. En la actualidad se reconoce que la ejecución de políticas en materia de seguridad ciudadana se debe basar en evidencia efectiva respecto de su eficacia.
            Las áreas prioritarias que son objeto de estos proyectos, describe el autor, son: prevención social, con énfasis en programas que se dirigen hacia la juventud en riesgo; prevención situacional, que cubre principalmente intervenciones urbanas; actividades disuasivas de la policía, que incluyen tanto el patrullaje policial, como la investigación de delitos; actividades del sistema de justicia penal que tienen efectos disuasivos y preventivos; fortalecimiento del sistema penitenciario en sus diversas funciones, incluyendo las de reinserción, y fortalecimiento institucional dirigido a mejorar la efectividad con la que se ejecutan programas de seguridad ciudadana.
            En Morelos y acorde con este reporte, debemos considerar: establecer compromisos institucionales para medir el desempeño en torno a la obtención de metas que sean significativas en materia de reducción del delito o la violencia, lo que implica dejar de evaluar ese desempeño por meros resultados de la administración de los proyectos (presupuesto gastado, actividades realizadas, entre otros); la presión para mejorar el desempeño de las instituciones debe estar acompañada por un estilo de liderazgo que promocione la flexibilidad de los agentes en la realización de las acciones que puedan producir los efectos esperados, creando un ambiente propicio para la puesta en práctica de proyectos innovadores, y establecer un sistema completo de seguimiento de la implementación de proyectos y de evaluación de su impacto. Lo anterior es esencial para mejorar el proceso de aprendizaje de los equipos que llevan a cabo los proyectos y permite establecer evidencia respecto de los proyectos que alcanzan impacto.

8 oct 2012

Derechos humanos en el mundo al 2050.

publicado en La Jornada Morelos el 8 de octubre de 2012
En los países occidentales se tiene una visión sobre los derechos humanos que considera son universales y deben ser conocidos y observados en todos los países. Sin embargo, países como China, India, Rusia y Turquía honestamente critican que su aplicación indiscriminada es una afrenta contra sus tradiciones y culturas. También y en algunos casos, se puede considerar que estas críticas son para crear una desviación estratégica frente a la falta de transparencia en la aplicación de normas de conducta no aceptables contra sus ciudadanos. En la medida que los países orientales ganen una participación mayor del poder económico mundial, de manera natural se confrontarán las diferentes visiones políticas, culturales y de derechos humanos. En particular, el derecho de los países a la autodeterminación de sus formas de gobierno y la interacción con sus ciudadanos será cada vez más cuestionada, en todas las direcciones sociales y culturales.


Josh Calder, socio en la firma de consultoría sobre futuros Foresight Alliance (www.foresightalliance.com) dedicado a dar seguimiento a tendencias globales y discontinuidades en asuntos internacionales, publicó el artículo “¿Quien será libre? Las Batallas por los Derechos Humanos al 2050” en la Revista” El Futurista” (Who Will Be Free? The Battles for Human Rights to 2050, The Futurist, November-December, 2012, Vol. 46, No. 6). Analiza los cambios geopolíticos de largo plazo en el contexto mundial y su repercusión en nuestro entendimiento de los Derechos Humanos, y propone que la expansión en afluencia económica, educación y tecnología digital podría desembocar en un mundo más libre y más humano en el largo plazo.

El autor considera que a pesar de los regímenes opresivos que actualmente reprimen brutalmente a sus disidentes y corrompen elecciones, el futuro de los derechos humanos en el mundo es promisorio. Propone tres tendencias positivas que están sustentadas en cambios de valores y nueva tecnología: Tecnologías liberadoras versus tecnología represiva; la aparición de nuevas potencias versus la influencia de los legados de las grandes potencias, y conflictos internos sobre los valores en las sociedades.

La definición de derechos humanos ha evolucionado en el tiempo; sin embargo, el autor trabaja exclusivamente con los derechos políticos (democracia y autodeterminación y sus componentes como libertad de conciencia, asociación e información), la ausencia de castigos por ejercer esos derechos políticos y la inexistencia de tortura y muertes extrajudiciales.

La contribución potencial de la tecnología sobre los derechos humanos es cada vez más aparente, señala el autor; en particular, por el rol prominente atribuido a los medios sociales en los eventos de la llamada Primavera Árabe del 2011. Internet y las redes móviles se están esparciendo en el mundo con el consecuente acceso abierto a la información y la posibilidad de que esta sea generada por los ciudadanos; ya que 70 por ciento de la población mundial tiene un teléfono móvil y puede documentar y reportar abusos en los derechos humanos. También, ya existe la posibilidad de tener sistemas autónomos de internet que no dependan de las censuras gubernamentales. Sin embargo, se debe tener mucho cuidado con tecnologías de vigilancia personal que están atentando contra los derechos humanos al recolectar datos personales que puedan ser utilizados en su contra, en situaciones económicas, políticas y sociales.

Las economías emergentes pueden tener visiones culturales muy diferentes a las de las potencias occidentales dominantes y reclaman su derecho a la autodeterminación de sus políticas sociales y de derechos humanos, indica el autor. La creciente influencia de las potencias emergentes puede influenciar el papel de la tecnología en los derechos humanos. Por ejemplo, Twitter ha modificado su sistema de censura país por país, con la finalidad de acoplarse a las leyes locales. Algunas personas consideran que acciones de este tipo fortalecen los controles de información existentes en algunos países. El costo de la indiferencia por los gobiernos a los derechos humanos está aumentando en todos los países, ya que la evolución interna de las sociedades es la fuerza que impulsan la democratización y los derechos humanos.

La observancia de los derechos humanos ha mejorado casi universalmente en los últimos cincuenta años aún en los países autoritarios, opina el autor. Si se analiza el avance en periodos de tiempo mayores, parece que los gobiernos más humanos de hace doscientos años serían más crueles que cualquier gobierno en la actualidad. Esta tendencia de mejora podría continuar globalmente debido a las fuerzas económicas, ya que los gobiernos de países ricos tienden a tratar mejor a sus ciudadanos que los de países pobres y, también, las personas criadas con seguridades materiales tienden a ser tolerantes, no xenofóbicos y respetan menos a la autoridad.

En Morelos, debemos evaluar, monitorear y ajustar nuestra percepción de los derechos humanos; en particular, con relación al balance relativo entre controles de vigilancia e información impuestos por las autoridades y las tecnologías que aumentan las libertades de los ciudadanos; al grado en que internet permanece como un conducto libre de información, y a la tolerancia sobre las visiones multiculturales de nuestra sociedad.

1 oct 2012

Cambio estructural para la igualdad

publicado en La Jornada Morelos el 1 de octubre de 2012
La igualdad como principio normativo y orientación, planteado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en su documento “La hora de la igualdad: Brechas por cerrar, caminos por abrir”, de 2010, supone difundir a lo ancho del tejido social el desarrollo de capacidades, oportunidades laborales y acceso a prestaciones y redes de protección social. Asimismo, debemos considerar que la igualdad es una condición de la ciudadanía, de carácter normativo en el campo de los derechos civiles, políticos, sociales y ambientales. Es necesario enfatizar la importancia de un orden democrático deliberativo con la plena concurrencia y voz de los más diversos actores, y subrayar la importancia del Estado como garante de estos derechos, con sus consiguientes tareas en materia de promoción, redistribución, regulación y fiscalización.

La CEPAL publicó, en julio de 2012, un documento titulado “Cambio estructural para la igualdad: Una visión integrada del desarrollo”, que fue coordinado por Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL y liderado por Wilson Peres y Gabriel Porcile (Distr. General • LC/G.2524(SES.34/3) • Julio de 2012 • Original: Español • 2012-463 © Naciones Unidas • Impreso en Santiago). Este documento integra, en una visión que matiza múltiples relaciones de interdependencia, componentes decisivos del desarrollo: manejo del ciclo y manejo de la estructura, política macroeconómica y política industrial, dinamismo productivo con convergencia en niveles de productividad (y la consiguiente difusión del empleo de calidad y con derechos hacia el conjunto de la población económicamente activa) e impacto sobre la igualdad. Estas dinámicas e interdependencias se examinan a la luz de ejemplos particulares que se presentan a lo largo del documento, con evidencia histórica y desde la experiencia más reciente, comparando distintos países latinoamericanos y caribeños, y contrastando la región con otras que han tenido comportamientos más dinámicos.

La CEPAL platea construir un proyecto de desarrollo inclusivo que provea de espacios para que todos los segmentos de la sociedad puedan llevar adelante sus potencialidades y proyectos de vida, sobre la base del cambio estructural con sostenibilidad ambiental. Al hablar de igualdad se habla de política productiva; de distribución, de propiedad y apropiación de los bienes colectivos y de la construcción de ganancias de productividad genuinas y no espurias; es decir, a partir de la plena comprensión de la renovabilidad de los recursos naturales y de su uso en el tiempo con igualdad intergeneracional.

El cambio estructural implica colocar en el centro de la dinámica de crecimiento los cambios cualitativos en la estructura productiva, indica el documento. Hoy esto tiene sus particularidades, en gran medida marcadas por economías abiertas que definen sus patrones de especialización de cara a la inserción en los mercados mundiales. Es necesario, tanto para una mejor inserción global como para un dinamismo interno virtuoso en el ámbito de la productividad y el empleo, procurar mayor participación de los sectores intensivos en conocimiento en la producción total. De esta forma, se promueve a lo ancho de la economía y del tejido social el desarrollo de capacidades, conocimientos y procesos de aprendizaje de manera coordinada con la producción y la inversión. En este contexto, la sostenibilidad ambiental solo se logrará si hay un cambio estructural que lleve adelante un proceso tecnológico profundo e incluyente. El cambio estructural resulta virtuoso cuando se rige por dos ámbitos interconectados: por un lado, la mayor presencia relativa, tanto en la producción como en el comercio, de los sectores más intensivos en conocimiento. Por otro lado, es necesario diversificarse hacia sectores con rápido crecimiento de la demanda interna y externa de tal forma que esta demanda pueda ser atendida con oferta interna, y que las exportaciones e importaciones crezcan de forma equilibrada sin generar presiones insostenibles en la balanza de pagos.

Si el cambio estructural es el camino, la mayor igualdad es el horizonte de referencia, y la política industrial y la macroeconomía son los instrumentos para alcanzar este objetivo, puntualiza el documento. Al centrar el crecimiento en la creación de nuevos sectores y en la difusión tecnológica al conjunto del sistema, el cambio estructural genera oportunidades de empleo en sectores de mayor productividad, a la vez que estimula una mayor tasa de participación y una menor tasa de desempleo e informalidad. Todo esto sin duda tiene efectos positivos en la reducción de la pobreza y la desigualdad. Por cierto, hay dos formas complementarias de avanzar hacia mayores niveles de equidad distributiva, que se combinan de diversas maneras. Una es por vía fiscal, aplicando impuestos a los sectores de mayores ingresos y otorgando beneficios a los sectores desfavorecidos. Las políticas sociales son frecuentemente el vehículo para asistir por esta vía a los grupos más vulnerables y pobres. Otro sendero hacia la igualdad es el que privilegia la propuesta de cambio estructural, avanzando hacia una matriz productiva que endógenamente genere empleos y capacidades, y ampliando actividades de alta productividad entre las que se incluyen el acceso a la tecnología, la apropiación del conocimiento y la distribución de los aumentos de productividad entre los distintos factores productivos.