20 feb 2012

Sin cobertura universal de salud en Morelos

publicado en La Jornada Morelos el 20 de febrero de 2012

En el V Informe de Labores del Gobernador Marco Adame, se insiste que uno de los logros más importantes de su administración es haber alcanzado la cobertura universal de salud en el Estado de Morelos. Si analizamos los datos ofrecidos, entonces se debe interpretar su resultado sólo como el hecho de que todo morelense aparece inscrito en el algún programa de salud; la mayoría en el Seguro Popular. Sin embargo, ya publicamos un artículo, en esta columna el 28 de febrero del 2011, que la Organización Mundial de la Salud entiende por cobertura universal de salud al avance en tres dimensiones: población ¿quién está cubierto?, servicios ¿qué servicios están cubiertos? y gastos directos ¿cuál es la proporción de gastos cubiertos?
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicó, el 30 de junio de 2011, un informe comparativo titulado “Base de datos de la OCDE sobre salud 2011. México en comparación”, cuyo objetivo fue conocer la inversión que realizaba el Gobierno de México en diversos aspectos del sector salud, en el contexto de los otros países de esta organización. Más información sobre la esta Base está disponible en www.oecd.org/health/healthdata.
Señala la OCDE que, en 2009, México dedicó el 6.4 por ciento de su PIB al gasto en salud, siendo la segunda proporción más baja de todos los países de la OCDE (después de Turquía), y estando casi 3 puntos porcentuales por debajo del promedio de los países de la OCDE (9.5 por ciento). Los Estados Unidos realizaron el mayor gasto en salud como porcentaje del PIB, con 17.4 por ciento. El gasto en salud crece con el nivel de ingreso y, en general, los países de la OCDE con un PIB per cápita más alto tienden a presentar un gasto per cápita mayor. Así, México está por debajo del promedio de los países de la OCDE en cuanto al gasto en salud per cápita, con un gasto de 918 Dólares de Estados Unidos (USD) en 2009 (ajustado por poder de paridad de compra), comparado con el promedio en los países de la OCDE que es de 3,223 USD.
Entre 2000 y 2009, estima la OCDE que los fondos dedicados al gasto en salud per cápita crecieron en promedio 4.0 por ciento en términos reales para los países de la OCDE, mientras en México el incremento fue de 3.1 por ciento por año durante este periodo. Además, el sector público es la fuente principal de fondos de salud en todos los países de la OCDE, ya que el promedio fue de 71.7 por ciento. Con un 48.3 por ciento de los gastos sanitarios financiado con recursos públicos en el 2009, México, junto a los Estados Unidos y Chile, fue uno de los países de la OCDE que tuvo una contribución pública más baja.
La oferta de servicios de salud es baja en México en comparación con los estándares de la OCDE. En prácticamente todas las dimensiones donde hay datos disponibles, México está por debajo del promedio. A pesar de que el número de médicos per cápita aumentó en 100 por ciento en las últimas décadas, pasando de 1 doctor por cada 1000 habitantes en el 1990 a 2 en el 2009, la densidad de médicos en México quedó por debajo del promedio de la OCDE (3.1 en el 2009). Así mismo, el número de enfermeras por cada 1000 habitantes fue de 2.5 en México en el 2009, cerca de 6 enfermeras menos que el promedio, de 8.4, en los países de la
OCDE. También, el número de camas para cuidados agudos en México fue de 1.6 por cada 1000 habitantes en el 2009, en comparación con el promedio de la OCDE de 3.5 por cada 1000 habitantes. La disponibilidad de tecnologías de diagnostico, tales como la tomografía axial computarizada (TAC) o la Imagen por Resonancia Magnética (IRM) se ha extendido rápidamente en la última década en todos los países de la OCDE. Sin embargo, dado el elevado costo de estos equipos, el número de IRM es mucho más bajo en México, con 1.9 por millón de habitantes, que el promedio de la OCDE de 12.0 por millón de habitantes. El numero de TAC en México es de 4.3 por millón de habitantes en el 2009, también más bajo que el promedio de la OCDE de 22.1.
En las últimas décadas, la esperanza de vida al nacer ha aumentado sustancialmente en los países de la OCDE, esto gracias a una mejor calidad de vida, al avance en educación, y al progreso en el acceso a la atención sanitaria. Desde el 1960, México cuenta con el aumento más grande en términos de esperanza de vida en la OCDE, con una progresión de casi 18 años. Sin embargo, con 75.3 años en el 2009, la esperanza de vida al nacer en México es aun cerca de 4 años inferior al promedio de la OCDE (79.5 años). La mortalidad infantil en México fue la más alta de todos los países de la OCDE, con 14.7 muertes por 1000 nacidos vivos en el 2009, en comparación con el promedio de la OCDE de 4.4. Sin embargo, los índices de mortalidad infantil se han reducido considerablemente en las últimas décadas, situándose actualmente por debajo de las 92.3 muertes por 1000 nacidos vivos reportadas en 1960. Las tasas de sobrepeso y de obesidad han aumentado en todos los países de la OCDE en las últimas décadas, aunque cabe señalar diferencias notables entre los diferentes países. En México, la tasa de obesidad en la población adulta – basada en medidas reales de tamaño y peso – era de 30.0% en el 2006. La cual representaba la segunda tasa más alta de los países de la OCDE, después de los Estados Unidos (33.8% en el 2008). El promedio de los 14 países de la OCDE para los que se dispone de datos reales fue del 21.0% en el 2009. Está demostrado que la obesidad es un factor agravante para varios problemas de salud, como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, y presagia gastos de salud más elevados en el futuro.
            En Morelos y en el país, de 2009 a 2012, se sigue invirtiendo del orden del 6 por ciento del PIB en salud, varios puntos porcentuales abajo que otros países de la OCDE. Debemos insistir que la  cobertura universal está conformada por tres conceptos: población, servicios y gastos directos. El Gobierno de Morelos debe explicar con transparencia: ¿cómo financian nuestro sistema de salud?, ¿cómo protegen a las personas de las consecuencias financieras de la enfermedad y del pago de los servicios de salud? y ¿cómo fomentan el uso óptimo de los recursos disponibles? Evaluemos los resultados con seriedad.

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